Nikki Carvey de “Road Dogs and Rescue”, con sede en Los Ángeles, California, se especializa en perros médicos, perros discapacitados y perros con diferentes necesidades. Hasta la fecha, ha rescatado cientos de perros.
Uno de sus perros adoptivos, llamado Mugshot, y muchos otros perros llegaron al centro de rescate como rendición. En el momento en que Nikki vio la foto de Mugshot, supo que tenía que adoptarlo. Ella lo llamó Mugshot porque pensó que era un hermoso bulldog inglés con una lengua demasiado grande.
El bulldog inglés era muy suave y necesitado. Cuando llegó, Mugshot era muy tímido y siempre levantaba la pata hacia Nikki. Entonces la madre adoptiva comenzó a llamar al acto la pata del amor y la amistad.
Nikki pensó que los humanos necesitaban entender la necesidad de extender sus manos entre sí. Mugshot puede parecer gruñón, pero en realidad era bastante dulce. Estaba en muy buena forma, pero era muy vago.
Realmente no quería hacer nada. Levantar la pata era casi todo el ejercicio que le gustaba. Si Nikki lo llevaba a dar un paseo, la miraría como si estuviera haciendo algo mal.
Era tan perezoso que no le importaba que los cachorros le mordieran los pies, las orejas y la cara. Nikki comenzó a llamarlos pequeños percebes. Mugshot simplemente se acostaba y se relajaba mientras los cachorros jugaban.
Seguiría a Nikki dondequiera que fuera. Literalmente la miró como a un ser humano. Mugshot simplemente se sentaba allí y miraba a su madre adoptiva. Nikki sintió que la parte más gratificante del rescate fue darles a estos fantásticos perros una segunda oportunidad en la vida. Verlos transformarse en perros felices fue increíblemente conmovedor. Incluso si todavía estaban enfermos y necesitaban ayuda, todavía eran amados en el centro de rescate.